Marciano, vete a casa.

Título: Marciano, vete a casa
Autor: Fredric Brown (Cincinnati 29/octubre/1906-Tucson 11/marzo/1972)
Editorial: Ediciones Orbis
Martians, Go Home 1954

   Algo tan confidencial como un secreto de estado, o tan íntimo como una noche de bodas y todo aquello que el ser humano quiere dejar en la intimidad, la privacidad y el silencio se esfuma cuando en todo lugar al mismo tiempo: ¡aparecen marcianos! Molestos, guasones e insoportables marcianos.

   Esta novela no es Space opera, mucho menos Hard science fiction es más bien una sátira a muchas otras novelas y cuentos con estereotipos de hombrecillos verdes.

   Luke Deveraux es un escritor de ciencia ficción que se ha propuesto escribir una novela ¿Sobre qué tema? Sobre marcianos. De repente: "toc, toc"; abre la puerta y tiene delante de sí a un marciano verde, petiso e irreverente.

   Luke no puede culpar al delirium tremens por que no es un abstemio, sino todo lo contrario ¡el tío está ebrio! No puede escribir y no puede comprender que lo que ve es real. Se ilusiona con que regresar a la ciudad esfumará los fantasmas que atribuye en un primer momento al alcohol.

   ¿Quién está más loco el que ve a los marcianos o quien no los ve?
   La teoría de Luke sobre la aparición de los marcianos lo obliga a cambiar el giro de sus escritos y dedicarse a otros géneros. 

   ¿Quién o quienes podrían hacerlos desaparecer? Este interrogante abre las más disparatas situaciones e interpretaciones sobre una invasión que nadie entiende.

   Mentalmente, los marcianos eran más parecidos que físicamente, aunque también en ese nivel se observaban pequeñas diferencias. Pero desde el primero al último eran abusivos, irritantes, molestos, rudos, brutales, parlanchines, discutidores, detestables, descorteses, execrables, malignos, descarados, odiosos, hostiles, de mal genio, insolentes, respondones, burlones, canallescos, aguafiestas. Eran impúdicos, repugnantes, desagradables, mareadores, quisquillosos, perversos, peleones, faltones, sarcásticos, traidores, truculentos, incívicos, pesados, hirientes, y obstinados en mostrarse enojosos y en causar dificultades a todos los que se ponían en contacto con ellos.

   Brown toma un tema que era un tópico para la fecha en que fue escrito y le da una vuelta de  tuerca eliminando batallas, explicaciones y con humor deja de lado toda reacción preconcebida a un encuentro cercano del tercer tipo. La historia de Brown cumple su cometido. Me recomendaron la selección de cuentos Ven y enloquece conmigo, que espero leer pronto.

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